Las cosas han cambiado mucho en apenas un par de décadas.
Y es que, el hecho de que en su día muchos apostaran por cursar estudios universitarios motivó entre otras muchas cosas que tanto hombres como mujeres retrasaran unos cuantos años convertirse en padres, de tal forma que una amplia mayoría de los que hoy tienen hijos casi duplican la edad de sus progenitores cuando los tuvieron a ellos.
Por supuesto, este retraso en la maternidad/paternidad tiene sus consecuencias y, entre ellas se encuentra una mayor dificultad a la hora de quedarse embarazada, siendo necesario en muchos casos recurrir a una ciencia mucho más desarrollada que hace un par de décadas y, logrando que los partos múltiples hoy sean de lo más habituales.
En cualquier caso, una vez logrado el milagro, los nueve meses de espera se hacen largos y cuando por fin se logra tener a esa pequeña criatura entre los brazos los meses transcurren tan rápidos que tras el primer cumpleaños el resto se suceden sin apenas darse cuenta.
Quizás por eso, y también debido a que llegará un momento en el que la memoria fallará, inmortalizar los momentos se ha convertido para muchos en casi una completa obsesión. De tal forma que muchos de los actuales progenitores pasan más tiempo viendo a sus hijos a través de las pantallas de sus smartphones que mirándolos a la cara. Y es que, en apenas un par de meses las fotografías se cuentan por miles, algo que dista mucho de las que los hoy abuelos tienen de los orgullosos recién estrenados padres.
Sin embargo, la mayoría de las fotografías realizadas con los smartphones no siempre tienen la calidad que a muchos les gustaría y por regla general se limitan al ámbito del hogar y a tareas rutinarias.
Por eso, cuando los orgullosos papás desean fotografías especiales de gran calidad acuden a estudios especializados en fotografía infantil y familiar, como es el caso de Baby Click, que con el transcurso de los años ha visto un interés creciente por las sesiones y reportajes fotográficos de los más pequeños de la casa, quizás en busca de aquellas imágenes difíciles de lograr si uno no es profesional.
En cualquier caso, el tiempo vuela y mucho antes de lo que la mayoría piensa, los pajarillos abandonarán el nido. Aunque, por fortuna, las fotografías siempre estarán ahí.